La Gran Migraciónes uno de los fenómenos naturales más espectaculares e impresionantes del mundo que uno no se puede perder. Todo sucede en los grandes Parques Nacionales de África. Cada año, hasta un millón y medio de ñus de barba blanca, 250.000 cebras de Burchell y medio millón de gacelas Thomson, caminan a través del complejo Serengeti-Mara a lo largo de una marcha cíclica que cubre unos 2.700 kilómetros.
Elegir la época para visitar estos parques es primordial para poder avistar fauna y disfrutar del ciclo de la vida. ¿Cuándo es la mejor época para disfrutar las migraciones? En verano, desde mediados de junio hasta finales de septiembre. Es cuando podemos disfrutar de los movimientos migratorios en inmensas manadas de animales en su trayectoria hacia el pasto verde. Encontraremos el Parque Nacional Masai Mara con grandes rebaños, siendo el punto álgido el cruce de los ríos donde esperan cocodrilos y manadas de leones ansiosos por disfrutar de su festín.
Reserva Nacional de Massai Mara
La Reserva Nacional de Massai Mara, ubicada en el sur de Kenia es uno de los únicos parajes que todavía exhiben concentraciones de animales que evocan los días de los grandes cazadores blancos, cuando toda África Oriental era un inmenso coto de caza. La reserva no está vallada, así los animales y visitantes encuentran vía libre para moverse a su capricho. No hay límites, ni siquiera en las fronteras nacionales. Los animales llegan más allá del Parque Nacional de Serengeti, al norte de Tanzania. Es lo que se conoce como el ecosistema Serengeti-Mara, un pedazo de África de 25.000 km².
Los movimientos de la fauna están altamente condicionados por el clima. Las vastas llanuras del Serengeti, reciben precipitaciones insuficientes para tener provisiones todo el año. La zona más húmeda del ecosistema es la región de Masai Mara, con lluvias desde noviembre hasta junio. Así, Masai Mara es un poderoso imán para los grandes rebaños en busca de pastos frescos, y esta es la chispa que dispara la gran migración principalmente de ñus, cebras y gacelas.
¿Cuándo y dónde comienza la migración?
Estrictamente, la migración no tiene principio ni fin, es una peregrinación constante desde que se nace.
Desde finales de enero hasta mediados de marzo ven la luz por primera vez unos 400.000 ñus. La marcha comienza en abril, cuando los rebaños se reúnen y afrontan la larga caminata hacia el norte y oeste. Abandonan las praderas del Serengeti sur hacia la hierba alta del Corredor Oeste, próximo a las orillas del lago Victoria. A finales de mayo, los rebaños han abandonado el Corredor Oeste para tomar las llanuras y bosques del norte del Serengeti y entre junio y principios de julio llegan a la reserva keniata, Masai Mara. A lo largo del mes de julio, los rebaños cruzan el Sant River, el río de arena, un afluente seco del Mara que a grandes rasgos sigue la línea fronteriza entre Kenia y Tanzania. La marcha continua hacia el oeste, conduciendo a los rebaños al mayor reto de su expedición: cruzar el rio Mara. Para entonces, el cauce es abundante y las riberas están pobladas de cocodrilos que toman el sol inmóviles esperando su banquete anual. La operación de vadear el río es la más delicada de la migración. La contemplación de este fenómeno brinda la ocasión de observar el comportamiento social de los ñus, con movimientos coordinados que recuerdan a las bandadas de aves o los bancos de peces. Desde cierta distancia de seguridad disfrutamos de este espectáculo y comprobamos que los rebaños se reúnen en los puntos apropiados, cuando uno finalmente se sumerge en la corriente, es como remolcar al resto de la manada. Durante la travesía, si un sólo animal detecta algún signo de peligro siembra el pánico y provoca una estampida. Cuando la línea se rompe, los animales permanecen y no continuarán su marcha hasta comprobar que el resto de la manada cruza con normalidad.
La travesía ha terminado y muchos animales han muerto en el camino en las garras de cocodrilos o pisoteados por su compañeros. Las chocolateadas aguas del Mara se tiñen de rojo mientras buitres y marabúes se convierten en habitantes permanentes de sus orillas disfrutando de un suculento festín. No es una escena de muerte lo que oteamos desde la distancia, sino de vida, ya que la carne alimenta a un gran número de especies y ayuda a regular las poblaciones de los propios herbívoros.
Desde julio hasta octubre, disfrutar de la imagen de rebaños surcando las llanuras es lo más hermoso que el visitante puede contemplar en Masai Mara. Las grandes manadas pueblan las praderas y largas columnas de animales cortan el paisaje en distintas direcciones.
En octubre, las lluvias hacen que el sentido de la marcha se invierta. Vuelven de nuevo al sur, al Serengeti, donde una nueva generación nacerá para comenzar el eterno ciclo de la vida.