India país de ciudades míticas, místicas, marajás, sultanes, templos de ensueño, contrastes, colores callejeros y aromas a especias. Además, por sus calles vagabundean tradiciones milenarias todavía vivas y por las que hacen de la India uno de esos lugares que atrapan los sueños de  tantos turistas deseando visitarla.

El triángulo del norte que hoy desgranamos es conocido como el Triángulo Dorado por estar compuesto por tres de las ciudades indispensables en un viaje por la India: Delhi; Agra y Jaipur.

La India ofrece una brillante mezcla de civilizaciones y culturas arquitectónicas representadas a lo largo y ancho de todo el país.

Delhi

No importa a qué ciudad vueles de la India. La capital del país es uno de los puntos obligatorios y de las ciudades más pobladas y vibrantes del mundo, por lo que el caos está asegurado.

La ciudad dividida entre el viejo Delhi, donde descansa la tumba del Padre de la India, Mahatma Gandhi y el Raj Ghat, el lugar donde fue incinerado.

De creencias mayoritariamente hinduistas,  hay una pequeña porción de población musulmana y construcciones que así lo reflejan como la mezquita Jama Masjid, una de las mayores de India. En el recorrido por el viejo Delhi otro edificio emblemático de la ciudad es el monumento conocido como la Puerta de la India, dedicado a los indios caídos en antiguas guerras. No puedes abandonar el viejo Delhi sin visitar el complejo perteneciente a la Tumba de Humayun, un precedente de la escultural Taj Mahal,  primera tumba con jardines y arquitectónicamente de estilo mogol.

En la Nueva Delhi, debes visitar uno de los centros comerciales más importantes, el  Connaught Place. Si recorres la parte colonial llegarás hasta los edificios del gobierno y el Palacio Presidencial. Destacable, el minarete Qutub Minar, considerado el minarete más alto del mundo.

Contaminado o no, el Ganges está considerado sagrado en cualquier tramo o país por el que discurran sus aguas hasta llegar a Delhi. Un paseo en barca es uno de los must de la India. Te permitirá descubrir, desde el respeto, los rituales de purificación, los baños sagrados de los peregrinos en los ghats y  los mantras religiosos.

Agra

Situada en la orilla del río Yamuna y apenas a 200 km de distancia de Delhi, Agra, la antigua capital de la era mogol, forma parte de esas ciudades caóticas con unas de las representaciones arquitectónicas más bellas del mundo. Con una silueta difícil de pasar inadvertida y unas tonalidades que las agujas del reloj ejerce sobre su cúpula de mármol, el Taj Mahal es la mayor oda ensalzada al amor y la razón principal por la que parar en Agra, aunque no la única. En las proximidades otro ineludible, el Fuerte Rojo, como su nombre bien indica es un monumental edificio rojizo que alberga en su interior diferentes construcciones y estilos arquitectónicos en los que vivieron antiguos emperadores mogoles.

Jaipur

La capital del Rajastán, conocida como la Ciudad Rosa por la gradación unísona de sus edificios, es un conjunto de edificaciones, bazares, colores y aromas bien ordenados. Son muchos los señuelos que te atraerán a una ciudad como Jaipur.

Paseando por sus calles encontrarás el Hawa Mahal o Palacio de los vientos. Sus más de 900 ventanas indiscretas, por las que las moradoras podían observar la vida ordinaria sin desvelar su identidad son suficiente atractivo si no deseas visitar su interior. Jaipur es la joya de este triángulo y otro gran ejemplo son el Jantar Mantar, observatorio todavía vigente, el Palacio Real, el Jal Mahal flotando sobre el lago Man Sagar y el Fuerte Amber situado a las afueras de la ciudad y al que podrás ascender a lomos de un elefante.

Sultanes, emperadores, mogoles, mamelucos, marajás…, todos han dejado sus huellas en el gran imperio que llegó a ser India y todo ese popurrí ha dado forma al exotismo y misticismo que ofrece este país asiático.